miércoles, 31 de julio de 2019

ANÁLISIS DE HECHOS 20:28 DIOS O SEÑOR?


“Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.” RV. 60

Ahora bien, cuando reviso la versión más antigua de la RV, la versión del Oso y la 1602, me encuentro que no dice “apacentar la iglesia del señor la cual él ganó por su propia sangre” sino “apacentar la Iglesia de Dios, la cual ganó por su sangre”.

Muy interesante cambio!, primeramente comencé a investigar entonces los manuscritos tanto del textus receptus en griego, y la versión en griego Nestlé Aland, a fin de verificar directamente en los manuscritos que palabra decía, si era Kyrios (señor) o theos (Dios) y, en ambos sale claramente la palabra theos (Dios). Como explicar entonces que un buen número de versiones (incluida la RV60) pongan señor y no Dios?

Primeramente hay que acotar, (haciendo una pequeña exegesis) que está enmarcado en un discurso de Pablo a los efesios, en su tramo final, donde habla de cómo Dios nos rescató por su propia sangre, esto es llamativo, ya que Dios no tiene cuerpo y no tiene sangre (no es un ser material), entonces hay que señalar obligatoriamente que no está hablando de Dios padre, está hablando de Cristo, de la sangre de la naturaleza humana de Cristo, que derramo por nosotros en la cruz. Sin embargo, aquí en este versículo habla de la sangre de Dios. (duro golpe a los testigos de jehová que dicen que Jesús no es Dios, y también a los unicitarios que no creen en la trinidad, pero esto es tema de otro debate).

La explicación más plausible que he visto para el cambio tan radical de la palabra Dios a señor en buena parte de las traducciones es una nota a pie de página sobre dicho versículo en la traducción de la “Biblia Textual” 4ª edición: “La evidencia externa se encuentra singularmente balanceada entre iglesia de Dios e iglesia del Señor. Desde el punto de vista paleográfico, la diferencia en los mss. unciales concierne a una sola letra: QU y KU. Al decidir entre las dos variantes de lectura, uno ha de tomar en consideración las probabilidades internas. La expresión iglesia del Señor aparece siete veces en la LXX, pero ninguna en el Nuevo Pacto. Por otra parte, iglesia de Dios aparece con frecuencia moderada (once veces) en las epístolas tradicionalmente adjudicadas a Pablo, pero en ninguna otra parte del Nuevo Pacto. Es posible por tanto, que algún escriba, hallando el nombre Dios en su ejemplar, fuera motivado por pasajes del Antiguo Pacto y lo cambiara por Señor.

Por otra parte, es también posible que un escriba, influenciado por el uso Paulino, cambiara en su copia la palabra Señor por la palabra Dios. En respaldo de la originalidad de Señor, existe el argumento de un número importante de eruditos de que los copistas estuvieran más inclinados a sustituir la común frase la iglesia de Dios por la inusitada la iglesia del Señor. Por otra parte, es innegable que la variante Dios constituye la lectura más difícil, pues la cláusula siguiente habla de la iglesia que Él ganó por su propia sangre. Esto pudo originar en algún copista la pregunta ¿tiene Dios sangre? y así ser inclinado a cambiar Dios por Señor. En cambio sí Señor hubiese sido la lectura original, no hay nada extraño en la frase que llame la atención al escriba para sacarla de su balance. Estas y otras consideraciones hacen suponer que la lectura Dios haya sido alterada a Señor y no a la inversa.”

En mi opinión podría añadir que también dado el argumento filosófico que Dios es un ser inmaterial y que, por lo tanto no posee sangre, los escritores podrían haber cambiado la palabra por Señor, argumentado que, Dios es Cristo, y Cristo (nuestro Señor) fue el que pago con su sangre nuestros pecados, cambiándolo para que se entendiera de forma más cercana a la figura de Cristo, y también resolver el problema filosófico de la inmaterialidad de Dios. Pablo creía con tal vigor en la unidad de Dios el Padre y el Señor Jesucristo que podía hablar de la muerte de Cristo como el derramamiento de la sangre de Dios, quien no tiene un cuerpo (Jua_4:24; cp. Luc_24:39), por ende carece de sangre.




CONCLUSIÓN: a mi entender, el versículo debería apegarse a los manuscritos, donde aparece la palabra Dios. Tanto el Textus Receptus como los textos críticos dicen Dios en su mayoría, al menos los más confiables. Así, al apegarse estrictamente a dicha palabra, se destruiría tanto el argumento de sectas como los Testigos de Jehová, que resucitaron la filosofía de Arrio de hace más de 1500 años atrás, que dice que Jesús es un ángel o ser medio divino, y los unicitarios, que no creen en la trinidad de nuestro Dios. Por otra parte, veo con especial asombro porqué la versión de 1909, la RV60, y la Versión de 1995, no siguieron los pasos de sus anteriores versiones, donde dice Dios. La Versión RV Gómez si rescata de nuevo la palabra Dios. Concluyo diciendo que deberíamos echar un ojo a los manuscritos antiguos, tanto el TR como los críticos, en vista a las traducciones que tenemos hoy en día, así podríamos exponer aún mejor a sectas y otros desvíos de nuestra fe, tal como lo hace humildemente este pequeño versículo, un abrazo Dios los bendiga.

“Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal.”
(1Ts 5:21-22 RV1960)

Edwing Piñango 31/07/2019 Caracas, Venezuela

martes, 23 de julio de 2019

CONSTANTINO PERVIRTIÓ LA IGLESIA CRISTIANA? PRUEBAS HISTORICAS QUE LA PERVERSIÓN FUE EN EL SIGLO VII 300 AÑOS DESPUES¡


Hay algunas ramas cristianas, y también ateos, que afirman que la Iglesia Cristiana fue fundada por el emperador Constantino con el Concilio de Nicea en el año 325 d.C. Esta teoría logró gran difusión gracias también al best-seller internacional El Código Da Vinci. Si eso fuera cierto, el mismo Credo de Nicea y los padres de la Iglesia, los fundamentos cristianos, el canon bíblico, etc, estarían en seria duda con la doctrina verdadera. Veamos la historia que fue lo que paso.



Antes del Concilio de Nicea (325) el cristianismo se vio en continuas persecuciones bajo distintos emperadores romanos, Nerón, Decio, Domiciano, Dioclesiano etc, hasta que, al fin, el emperador Constantino en el 313 en su edicto de Milán, permite la tolerancia y la libertad de culto a los cristianos. Lo hace para tratar de unificar el imperio romano, sumido en guerras civiles. Leamos lo que dice su edicto: “Habiendo advertido hace ya mucho tiempo que no debe ser cohibida la libertad de religión, sino que ha de permitirse al arbitrio y libertad de cada cual el ejercicio de las cosas divinas conforme al parecer de su alma, hemos sancionado que, tanto todos los demás cuanto los cristianos, conserven la fe y observancia de su secta y religión […] que a los cristianos y a todos los demás se conceda libre facultad de seguir la religión que a bien tengan; a fin de que quienquiera que fuere el numen divino y celestial pueda ser propicio a nosotros y a todos los que viven bajo nuestro imperio. Así, pues, hemos promulgado con saludable y rectísimo criterio esta nuestra voluntad, para que a ninguno se niegue en absoluto la licencia de seguir o elegir la observancia y religión cristiana. Antes bien sea lícito a cada uno dedicar su alma a aquella religión que estimare convenirle.[…] Las propiedades habrán de ser devueltas a los cristianos sin exigir pago o recompensa de ningún tipo, y sin admitir ningún tipo de fraude o engaño” (Edicto de Milán, 313).

Con ti más la persecución también estaban las herejías, una de ellas la más peligrosa: la doctrina de Arrio que, en su predicación, empezó a manifestar algunas de sus ideas sobre la Trinidad, que enlazaban con el adopcionismo y subordinacionismo de Luciano de Antioquía, llegando a negar abiertamente la divinidad del Hijo, su eternidad y su consubstancialidad con el Padre. Después de algunas advertencias en secreto por parte del obispo, Arrio siguió con su predicación y radicalizando sus posiciones entre el 318-320. Los viajes de Arrio a Oriente, contactando directamente con ciertos obispos de la talla de Eusebio de Cesarea, encendieron la polémica en aquella región; intervino entonces el obispo Alejandro con dos cartas a los obispos orientales, en las que explicaba los errores teológicos de Arrio.

Entre tanto, Constantino había vencido a Licinio, convirtiéndose en el único duefio del Imperio (julio-septiembre de 324). Informado de la controversia, le desagradó todo aquello: la experiencia del donatismo le había enseñado la gravedad de las disidencias internas de la Iglesia y - sus repercusiones sobre la convivencia civil. El emperador en vió enseguida a Alejandría a Osio de Córdoba, con una carta para Alejandro y Arrio, que entre tanto había regresado a su ciudad. La carta es de gran importancia: Constantino habla como hombre político, preocupado por restablecer la paz religiosa; no es de extrañar que se muestre poco interesado por la substancia doctrinal de la controversia, dado que conocía relativamente poco del dogma cristiano, y quizás Eusebio de Nicomedia le había presentado de modo parcial y simplista la controversia. Fracasó la misión de Osio, pero tuvo ocasión de comprender el alcance de la cuestión y, al volver a Nicomedía, fue seguido por Alejandro y por Arrio, que intentaban granjearse el favor de Constantino. Mientras tanto, a finales del año 324, 56 obispos reunidos en Antioquía para la elección del nuevo obispo celebraron allí un concilio en el que condenaron a Arrio y expusieron la verdadera fe en una carta sinodal, que enviaron también al obispo Silvestre de Roma, que la aprobó junto con los obispos italianos. Se imponía un concilio para afrontar definitivamente la cuestión: la idea nació probablemente en la reunión de los obispos en Antioquía y - es fácil que Osio y Alejandro se la propusieran a Constantino; el hecho es que el ejecutor del proyecto fue Constantino, que, por diversas razones, tuvo que replegarse de Ancira a Nicea (325). Aquí se condenó a Arrio. Surgió también la necesidad de elaborar un nuevo símbolo, con la introducción del término homoousios.

El concilio de Nicea fue el primer concilio ecuménico y supuso, para la Iglesia y la ortodoxia, una gran victoria. Los obispos fueron conscientes de ello durante el concilio y después de él, llamándolo "santo” “grande”, «columna contra todas las herejías». La fe de Nicea habría de durar por siempre, como definición solemne de la fe recibida de los Padres. Después de las vicisitudes de los reinados de Constancio II y de Valente (que eran arrianos), el arrianismo pudo ser superado por completo y se pudo volver a la ortodoxia según la definición de Nicea.

Podemos notar que lo que hizo Constantino (ojo, que al morir Constantino fue bautizado por un monje arriano, condenados ya por dicho Concilio) fue primero cesar las persecuciones, y tratar de que el imperio no cayera en otra guerra civil, esta vez de índole religioso (arrianismo vsus cristianismo), no hay pruebas de que el cristianismo practicado antes de Nicea haya sido cambiado después del concilio por Constantino, no hay evidencia de la creación de una nueva iglesia, (estamos en el 325 D.C, ya habían pasado casi trescientos años de la muerte y resurrección de Cristo, donde las comunidades cristianas estaban presentes y existían, tenían sus tradiciones, escritos, cartas, etc) y al final lo que me parece que es la prueba más firme que Constantino no pervirtió la cristiandad es el mismo CREDO DE NICEA:

Creo en un solo Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y de todas las cosas visibles e invisibles; Y en un solo Señor Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, Engendrado del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios de Dios verdadero, Engendrado, no hecho, consubstancial con el Padre; Por el cual todas las cosas fueron hechas, El cual por amor a nosotros y por nuestra salud descendió del cielo, Y tomando nuestra carne de la virgen María, por el Espíritu Santo, fue hecho hombre, Y fue crucificado por nosotros bajo el poder de Poncio Pilatos, Padeció, y fue sepultado; Y al tercer día resucitó según las Escrituras, Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre. Y vendrá otra vez con gloria a juzgar a los vivos y a los muertos; Y su reino no tendrá fin. Y creo en el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida, procedente del Padre y del Hijo, El cual con el Padre y el Hijo juntamente es adorado y glorificado; Que habló por los profetas. Y creo en una santa Iglesia Católica (aquí nótese el significado epistemológico de la palabra y no la de la Iglesia Católica) y Apostólica. Confieso un Bautismo para remisión de pecados, Y espero la resurrección de los muertos. Y la vida del Siglo venidero. Amén.

Vemos conceptos que todo cristiano debería tenerlos como innegociables, es nuestra doctrina de fe que son:

Un solo Dios, Creador de todo lo que existe, Jesús como su hijo, que resucito, y subió a los cielos, creemos en su segunda venida, creemos en el Espíritu Santo, creemos que Dios le hablo a los profetas, creemos que somos parte de una sola iglesia cristiana, en el bautismo y en la resurrección de los muertos, así como en la vida eterna.

Todo cristiano debería de creer esas cosas, sea evangélico, católico, ortodoxo, luterano o calvinista; Adventista o pentecostal, este credo contiene lo que la mayoría de nosotros creemos, por lo que Constantino no trastoco, ni modificó, ni cambió nada del cristianismo. (Aseveración también apoyada por evidencias históricas y por la mayoría de los historiadores modernos).

Ahora bien, se sabe que la Iglesia Católica se pervirtió, pero no fue Constantino el causante, como hemos visto ya. La perversión se originó alrededor del siglo VII, cuando surgió el catolicismo romano, y las pruebas son: La perversión del canon bíblico al quitarle las notas de Jerónimo en la Biblia que el tradujo, conocida como la Vulgata en los apócrifos; Jerónimo puso al final de la vulgata los libros apócrifos con una nota que decía “que no era inspirado por Dios ni histórico, sino que han de ser tomados como ayuda”, al quitarle dicha nota, el catolicismo tomo versículos de estos escritos apócrifos como canon y doctrina para apoyar, por ejemplo, el purgatorio, (macabeos), orar a los santos (Tobías), o dar dinero para que así Dios me acepte mas (Tobías), las monjas (Judith).

En este tiempo también podemos acotar que, volverse cristiano, y convertirse al cristianismo era “la moda”; no nada más por el simple hecho de conseguir buenos trabajos, un buen sueldo como sacerdote, sino también como presión social y cultural. Las personas en su mayoría no se convertían a Cristo por fe, sino por conveniencia.

La figura del papado surgió a partir del siglo VII, trescientos años después de Constantino, no hay evidencias históricas de un papado antes de dicho siglo. Se tomaba como líder de la iglesia al más anciano de los obispos, sea en Roma, o en Constantinopla, Alejandría, etc. La figura del papado se tomó como tal gracias a Gregorio Magno, hombre muy humilde, tomado también como padre de la Iglesia, pero que lamentablemente tuvo errores en la interpretación de la Biblia y la Sana Doctrina. Gracias a su defensa de Roma frente a las invasiones bárbaras fue tomando renombre y liderazgo, hasta que cada palabra que él decía se convertía en dogma, tanto de fe como a nivel político; formándose oficialmente el papado. A partir de este hecho, El papado habla por Dios, violando lo que dice la Biblia, que Jesucristo es la cabeza de la Iglesia, a partir de allí vemos concilios que sobrepasan lo dicho por las escrituras, un hombre ya no puede añadirle nada más a la Biblia ya que está cerrada tal como lo dice en Apocalipsis 22. Todas estas perversiones terminaran con el Cisma de oriente, y la Reforma de Lutero.

El hermano Gary Shogren, Phd, Profesor del Nuevo Testamento, Seminario ESEPA, San Jose Costa Rica, autor del articulo web El Emperador Constantino el Grande un villano o un heroe? explica detalladamente los mitos y leyendas que se han derivado bajo el reinado de Constantino, desde fundador de la cristiandad, hasta "imponer" cosas como la doctrina de la Trinidad, la eliminación del sábado, etc. les recomiendo que lean este articulo, ya que desglosa con suficiente argumentación y pruebas, cada mito y cada leyenda hecha contra Constantino.

He aqui la Conclusion del Profesor Shogren: "¿Quién era Constantino y cuál era su fe? La controversia continuará, pero una evaluación justa es que él creía ser un cristiano, aunque durante algunos años él también continuó con ciertas prácticas paganas. Su experiencia en el Puente Milvio fue genuina, aunque más adelante probablemente mitologizada y también convertida en un momento de conversión instantáneo. Él usó el conocido símbolo cristiano Chi-Rho, pero no lo inventó. Sus acciones como el “Primer Emperador Cristiano” fueron una mezcla de abuso de poder y el creciente uso de su poder para ayudar a la iglesia. Él declaró al cristianismo y otras religiones como legales, invitó a muchos cristianos a su gobierno, e hizo la vida más difícil para los paganos. Él dio a los líderes cristianos y judíos privilegios similares. Él intervino en algunas disputas teológicas, principalmente para empujar a los líderes de la iglesia a actuar en armonía. Especialmente, él presidió sobre el Concilio Niceno en 325 d. C., y presionó por la unidad, pero no inventó las doctrinas de la deidad de Cristo o la Trinidad. Ni él ni Nicea consideraron alguna vez el tema del canon de la Biblia. Constantino no tuvo nada que ver con cualquier supuesta revisión del Nuevo Testamento griego. Él no forzó la fe cristiana sobre todos, pero él ciertamente hizo más fácil que las personas se convirtieran. Él vinculó la costumbre sostenida por mucho tiempo del culto cristiano en Domingo con el concepto de descanso del trabajo, y ayudó a afirmar las fechas de Navidad y Pascua de acuerdo con la práctica ya de largo tiempo en la iglesia.


Este es Constantino en la medida en que la historia lo permite. Él puso en movimiento la cristianización del imperio y siglos de la versión oficialmente reconocida de la fe. Pero la fe cristiana, ya sea Católica, Ortodoxa, o Protestante, no puede ser considerada como su creación."