INTERPRETACIÓN DE LA PARÁBOLA DE LUCAS
13:6-9 (comentario bíblico Beacon).
“Dijo
también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino
a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres
años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para
qué inutiliza también la tierra? El entonces, respondiendo, le dijo: Señor,
déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si
diere fruto, bien; y si no, la cortarás después”.
(Luc 13:6-9 RV1960).
Veamos el Comentario Beacon y su
maravillosa explicación:
“Tenía
un hombre una higuera plantada en su viña (Luc_13:6). Era la costumbre en
la antigua Palestina, y también en nuestros días, que la gente plantara
higueras y otros árboles en sus viñas. [[Véase Geldenhuys, Op. cit., p. 372;
también Spence, Op. cit., II, 2.]] Era una manera de utilizar cada porción de
tierra disponible. La higuera aquí como en otras partes en el simbolismo
bíblico, se refiere a Israel”.
(Comentario personal: ver ejemplos de
la higuera y su similitud con Israel en Os 9,10; Miq 7,1; Jer 8,13. La higuera,
junto con la parra y el olivo son los tres árboles más celebrados en la Biblia.
La higuera, que solía plantarse en las viñas, se da muy fácilmente; es muy
extraño que una higuera no dé higos; a una higuera así, Jesús la maldijo, y se
"secó instantáneamente" (Mt 21,19; Mc 11,13).
“El orgullo racial y nacionalista de
los judíos no les permitía pensar en nada menos que eran el pueblo elegido por
Dios; la única nación que pertenecía directamente al dominio de Dios. Por lo
tanto, el empleo de higuera en la viña para representar a Israel es sumamente
interesante. Esta figura parece representar a los judíos como ocupando
solamente un rincón de la gran viña de Dios en el mundo”.
Y vino a buscar fruto en ella y no lo halló. Aunque la higuera estaba en un
viñedo, tenía un solo propósito: llevar fruto; e Israel tenía una única razón
para ocupar el primer lugar o cualquier puesto: era cumplir con la misión
encomendada por Dios. Puesto que la higuera era estéril, no tenía derecho de
existir; y como Israel se había negado a cumplir con la misión divinamente
señalada, no tenía derecho a subsistir.
Y dijo al viñador (Luc_13:7). El propietario de la viña en la parábola representa a Dios
el Padre; el viñador, a Cristo o al Espíritu Santo. El viñador es el hombre que
se ocupa de podar los viñedos y cuidarlos.
He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo
hallo; córtala. Algunos
han procurado dar a “tres” un significado en este lugar, algún significado
especialmente espiritual o místico. En relación con (1) la ley, (2) los
profetas, o (3) Cristo. Otros encuentran una alusión a los tres años del
ministerio de Cristo. Parece mucho más prudente no tratar de dar esos sentidos
forzados. El número es simplemente un detalle literal en una parábola y
significa la amplia oportunidad dada al árbol para llevar fruto. De modo que se
dio la orden de derribarla.
¿Para
qué inutiliza también la tierra? Literalmente, “¿Por qué hacer que la
tierra no rinda?” Para el dueño de la viña, el caso era sencillo: Tenía que
producir fruto. Al no darlo, si se dejaba, desperdiciaba buena tierra.
El dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de
ella, y la abone (Luc_13:8).
El viñador está pidiendo misericordia para la higuera, pero no por razones
sentimentales. Un árbol que no producía era tan inútil para él como para el
dueño de la viña. El está pidiendo una prórroga, con la esperanza de que más
cultivo y fertilizante estimularían su producción de fruto.
Bajo el velo de esta parábola, Jesús
está expresando su voluntad de invertir labor adicional en Israel con el fin de
estimular su fruto—restaurar a su pueblo a su antiguo lugar de pueblo especial
de Dios—y poder evitarle la catástrofe que de otra manera iba a ser inevitable.
Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después (Luc_13:9). El éxito bien valía el
esfuerzo, pero era su última vez. Todos sabemos que Israel no aprovechó esta
última oportunidad y que la predicción del Maestro de una catástrofe nacional
fue gráficamente cumplida.
Aunque esta parábola estaba
especialmente dirigida a los judíos como raza y como nación, es una solemne
amonestación que a todos nos conviene considerar seriamente. O el camino de
Dios, o ninguno. Debemos cumplir con el lugar que Dios nos ha ordenado o perder
el derecho a cualquier lugar. Esto, como se ha demostrado en los pasajes
previos, exige arrepentimiento y la salvación que sólo Cristo puede dar.
Matthew Henry trata esta parábola
bajo tres encabezados: (1) Ventajas que tenía la higuera—plantada en su viña
(el mejor terreno); (2) Lo que su dueño esperaba de ella—vino a buscar fruto en
ella; (3) El desengaño de su expectativa—y no lo halló.
Comentario personal: pienso que esta parábola,
corta en relación con otras más extensas, es una de las mas profundas y ricas
en contenido que se tengan de nuestro Señor Jesucristo. Tiene dos implicaciones;
para las naciones (caso de Israel) y para almas (individualmente). Nos anima a
despertar a todos los que disfrutan los medios de gracia, y los privilegios de
la iglesia visible. Cuando Dios haya soportado por mucho tiempo, podemos
esperar que nos tolere un poco más, pero no podemos tener la esperanza de que
siempre soportará. La perdición final de los tales que se hallen sin fruto,
después de los límites de una paciencia razonable, será preeminente y
confesadamente justa. (Pro_1:24-31; Eze_24:13).
Edwing Piñango 03/11/2019 Caracas,
Venezuela.
Edificante un abrazo y bendiciones
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