Sal 142:1-7
Masquil de David. Oración que hizo cuando estaba en la cueva. Con mi voz clamaré a Jehová; Con mi voz pediré a Jehová misericordia.
Veamos la fe de David aquí en medio de la cueva, sus enemigos afuera, buscándolo para matarlo, y él acude a su Dios, ora, se aferra a su misericordia, y pide a Dios con fe, protección y ayuda. Debemos observar que en plena dificultad, lo primero que hace David es ir a Dios. No toma su espada, ni llama a sus guerreros; él acude al Señor y pide su ayuda. Nosotros debemos seguir sus pasos y antes que todo lo demás, antes de pedir ayuda a hombre o valernos de nosotros mismos, pidamos ayuda a Dios, quien es seguro baluarte y refugio seguro en el día de la angustia. En segundo lugar David ora y clama a Dios en la tensa situación, en plena persecusión enemiga. No lo deja para después, sino que en ese momento, es donde empieza a orar. Igualmente nosotros no dejemos para luego el orar y hablar con Dios, ése es el mejor momento para pedirle al Señor protección y ayuda! No dejemos para después, lo que debemos hacer ya. Edwing P.
++ Straubinger dice: Maskil: Salmo de instrucción (cf. Sal_32:1 y nota). En la cueva: Muy probablemente la de Odollam, donde David se escondió huyendo de Saúl (1Sa_22:1), así como el Salmo 115 se referiría a la de Engaddí (1Samuel 24). Al entregar su alma al Padre celestial, San Francisco de Asís rezó este Salmo, en el cual vemos una vez más que David, como figura de Cristo, “experimentó en su alma todas las pruebas que podemos encontrar en la vida espiritual” (Dom Puniet), a fin de poder darnos en los Salmos un tratado perfecto.
(2) Delante de él expondré mi queja; Delante de él manifestaré mi angustia.
++ San Doroteo dice: "En cualquiera aflicción, en cualquier trabajo que se nos ofrezca, en cualquiera necesidad en que nos encontremos, no nos quejemos, hermanos mios; sino digamos, por el contrario; Jesucristo sabe mejor que yo lo que necesito, y él tendrá cuidado de mí en todas las cosas. El maná, con que alimentó á los hijos de Israel en el desierto, era uno en especie, y sin embargo, tenia el gusto, que cada cual deseaba. Dé la misma manera, si alguno necesitase comer huevos, y no tiene más que yerbas, es necesario que diga: Si me fuese verdaderamente necesario comer huevos, Dios me los proporcionaría, porque es suficientemente poderoso y misericordioso para hacerlo." "Las Vidas de los Padres del Desierto" Tomo IV pag 129-130.
(3) Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron lazo. (4) Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida.
David expone la situación ante el Señor en su oración. Nosotros debemos en nuestra oración, hablar respetuosamente con nuestro Abba, y con valentía y sinceridad, describir nuestra petición, siempre y cuando no alargar nuestra queja, convirtiendo la oración en un lamento quejumbroso, sombrío y lleno de derrotismo. Edwing P.
(5) Clamé a ti, oh Jehová; Dije: Tú eres mi esperanza, Y mi porción en la tierra de los vivientes.
David miró a lo alto y vió su porción celestial, se aferró a ella con fe, y oró poniendo los pies en su esperanza fiel en el Señor. David nos enseña que en las dificultades y problemas, el mirar al cielo, y ver las promesas del Señor, su fidelidad y amor por nosotros, nos dará fuerzas para continuar. Y David no tenía lo que tenemos nosotros (la palabra de Dios completa, La Redención de Jesucristo ya hecha y consumada, etc), mas con gran fe, confiaba en el Señor... Cuánto más debemos tener fe nosotros! Edwing P.
(6) Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido. Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.
En la vida de David, vemos que esta oración no quedó sin respuesta por parte del Señor. Al contrario, el Señor fue fiel, oyó y le ayudó, destruyendo todos sus enemigos, y poniéndolo a salvo de todos ellos. Nunca desconfiemos del Señor, Él siempre nos escucha, y nos protegerá de todo mal, pues nunca deja al desvalido, ni al huérfano, ni al menesteroso, sin ayuda. Y gracias a Él somos más que vencedores, y nada nos hará daño, pues su Espíritu Santo nos protegerá de todo mal y preservará nuestra vida. Edwing P.
(7) Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre; Me rodearán los justos, Porque tú me serás propicio.
Straubinger dice: De esta cárcel: De la cueva en que se encontraba rodeado de enemigos. Los justos, etc.: Texto dudoso. Seguimos la traducción de San Jerónimo, que parece dar el sentido más obvio: conmigo triunfarán también los justos. Es quizá lo que históricamente se cumplió en David, cuando, al final del recordado capitulo (1Sa_22:23), dice él a Abiatar: “Quédate conmigo, no temas; mi vida y la tuya corren igual suerte; estando en mi compañía tú también te salvarás.” En sentido típico nadie puede aplicarse estas palabras tan plenamente como al Mesías Redentor que nos salvó y nos asoció a su propio destino glorioso y de cuya plenitud todos lo recibimos todo (Jua_1:16; Rom_6:23; Efe_2:5).
++ Felipe Scío de S. Miguel dice: De esta caverna en que estoy encerrado como en una cárcel, y de la guarda de soldados que me cercan. El Hebréo: Los justos me coronarán cuando me hicieres bien, me cercarán, o todos alrededor de mí me darán el parabién, y me acompañarán para daros las debidas gracias. Otros: En mí serán coronados los justos; esto es, cuando vean un ejemplo de benignidad tan señalado como el que habéis usado conmigo, se alentarán, y en todas sus angustias y peligros a ti solo acudirán por el remedio. Pero todo esto mira principalmente a Jesucristo, el cual ruega al Padre lo saque de la muerte y del sepulcro, resucitándole a vida inmortal para gloria de su nombre. Cuyo momento feliz estaban aguardando con ansias todos los justos que estaban detenidos en el Seno de Abraham...