ESTUDIO SOBRE LUCAS
4:16-21
Leamos el pasaje:
“Vino a Nazaret, donde se había
criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y
se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto
el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del
Señor.
Y enrollando el libro, lo dio al
ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y
comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”.
(Luc 4:16-21 RV1960)
En Nazaret, la ciudad donde había
transcurrido su infancia y juventud, Jesús iba regularmente a la sinagoga cada
sábado. Había otras dos cosas que leemos que hacía con regularidad. Oraba con
regularidad (Luc_22:39) y era Su hábito enseñar a otros (Mar_10:1). En una
visita a la sinagoga, ... se levantó a leer de las Escrituras del AT. El
asistente le entregó el rollo sobre el que estaba escrita la profecía de
Isaías. El Señor desenrolló el volumen abriéndolo por lo que conocemos ahora
como Isaías 61, y leyó el versículo Isa_61:1 y la primera mitad del versículo
Isa_61:2. Este pasaje siempre había sido reconocido como una descripción del
ministerio del Mesías. Cuando Jesús dijo: Hoy se ha cumplido esta Escritura que
acabáis de oír, estaba diciendo de la manera más clara posible que Él era el
Mesías de Israel.
Observemos las implicaciones
revolucionarias de la misión del Mesías. Él había venido para afrontar los
enormes problemas que han afligido a la humanidad a lo largo de la historia:
La pobreza.
Para predicar el evangelio a los pobres.
Pobres literales y pobres en
espíritu, los mansos y humildes. Evangelio significa “buenas nuevas” o “nuevas
alegres”. Parece que los pobres estuvieron más dispuestos a escuchar a Jesús.
Su necesidad los dirigía al Salvador. Nadie, rico o pobre puede encontrar a
Jesús hasta que se dé cuenta de su destitución espiritual, busque a Cristo y
confiese su necesidad.
Dolor. A sanar
a los quebrantados de corazón.
“Significa romper en pedazos,
quebrantado de corazón, y frecuentemente también el cuerpo. Es conmovedor
pensar que Jesús sentía como su misión recomponer corazones quebrantados como
trozos de vasos de barro cocido, una verdadera obra de rescate. Jesús los recompone
y los libera de sus limitaciones” (ATR). Desde luego, para hacer esto tenía que
perdonar pecados (Mar_2:5; Luc_8:48). Al buscar a los perdidos Jesús era el
Médico que buscaba enfermos (5:31).
Esclavitud. A
proclamar liberación a los cautivos.
Especialmente a los esclavizados
por el pecado y Satanás. La expresión es reminiscente de la cautividad
babilónica.
Sufrimiento. Y
recuperación de la vista a los ciegos.
Tanto física como
espiritualmente. Un momento de reflexión les revelará a Cristo en los dos
aspectos de su ministerio impartidor de luz. Jesús abrió los ojos de los que
estaban ciegos físicamente, pero su gran propósito era abrir ojos espirituales,
pero primero éstos tenían que reconocer que estaban ciegos, Jua_9:39.
Opresión. A
poner en libertad a los oprimidos.
Los que han sido heridos por la
calamidad o pecado. La libertad del pecado es segura y completa; la liberación
de la calamidad o dificultades implica, o bien ser librados de la causa de
ellas, o gracia para soportarlas.
Añado este análisis que hizo
Charles Spurgeon:
“Ninguno, excepto Jesús, puede
liberar a los cautivos. La verdadera libertad viene solo de Él. Es ésta una
libertad justamente otorgada, pues el Hijo, heredero de todas las cosas, tiene
derecho a libertar a los hombres. Los santos veneran la justicia de Dios, que
ahora es asegura la salvación. Esta libertad fue comprada a un precio elevado.
Cristo habló de ella con su poder, pero la compró con su sangre. Él te hace
libre, pero a costa de su prisión; te libertó porque El llevó tu carga; te pone
en libertad porque El sufrió en tu lugar. Pero, aunque esa libertad la compró a
un precio elevado, te la da, sin embargo, gratuitamente. Jesús no pide nada de
nosotros como preparación para recibir la libertad. Nos ve sentados en saco y
en ceniza y pide que nos pongamos los bellos atavíos de la libertad. Él nos
salva tal como somos, y lo hace todo sin nuestra ayuda y sin nuestros méritos.
Cuando Jesús nos pone en libertad, esa libertad está perpetuamente asegurada,
ninguna cadena nos atará otra vez. Es suficiente que el Maestro diga: “Cautivo,
yo te he libertado”, para que yo quede libre para siempre. Satán procurará
esclavizarnos, pero si el Señor está a nuestro lado, ¿a quién temeremos? El
mundo con sus tentaciones buscará engañarnos, pero el que está por nosotros es
más poderoso que los que están contra nosotros. Las maquinaciones de nuestro
engañoso corazón nos acosarán, pero el que empezó en nosotros la buena obra, la
proseguirá y perfeccionará hasta el Fin. Los enemigos de Dios y los enemigos
del hombre pueden reunir sus huestes y venir en contra de nosotros con renovada
furia, pero si Dios nos liberta, ¿quién nos puede condenar? El águila que
asciende hasta su nido y se remonta hasta las nubes, no es más libre que el
alma libertada por Cristo. Si no estamos bajo la ley, libres de su maldición,
exhibamos en forma práctica nuestra libertad, sirviendo a Dios con gratitud”.
Conclusión:
En suma, vino a proclamar un año
favorable del Señor -el amanecer de una nueva era para las multitudes gimientes
y sollozantes de este mundo-. Se presentó como la respuesta a todos los males
que nos atormentan. Y esto es cierto tanto si se piensa en estos males en un
sentido físico o espiritual. Cristo es la respuesta.
Es significativo que se detuvo al
leer estas palabras: ... a proclamar un año favorable del Señor. No añadió el
resto de las palabras de Isaías: «... y el día de la venganza de nuestro Dios».
El propósito de Su Primera Venida era predicar el año favorable del Señor. Esta actual era de la gracia es el
tiempo aceptable y el día de la salvación. Cuando regrese a la tierra por segunda vez, será para proclamar el día de la venganza de nuestro Dios.
Observemos que el tiempo favorable es descrito como un año, y el tiempo de venganza como un día.
Bibliografia:
Biblia Reina Valera 1960.
Biblia de Estudio Maacthur.
Comentarios bíblicos de W.
Macdonald.
Comentario al N.T W. Partain y
Bill H. Reeves.
Comentario Biblico Beacon.
Devocional CH. Spurgeon.
Edwing Piñango 25/04/2020
Gracias por este análisis!
ResponderEliminarGloria a Dios.
ResponderEliminarExcelente! Muchas gracias!
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