ESTUDIO SOBRE 2 REYES
22:8
Leamos el pasaje:
“Entonces dijo el sumo sacerdote
Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E
Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó”.
2Re 22:8 RV1960
ANALIZANDO EL PASAJE (CB. BEACON)
Josías, lo mismo que Ezequías,
fue altamente estimado por el historiador. Acerca de Ezequías, dijo que no hubo
rey que confiara en el Señor como él (2Re_18:5). Acerca de Josías, escribió que
no hubo nadie que prestara más atención a la obediencia de la ley de Moisés
(2Re_23:25).
Dos personas mencionadas ya
antes, el sumo sacerdote Hilcías y el escriba Safán (2Re_22:8), o secretario,
fueron los responsables de informar a Josías del hallazgo del libro de la ley.
A pesar de las muchas sugestiones modernas, parece evidente que este ejemplar
de la ley se remontaba a las fuentes mosaicas originales.
No era meramente un
conjunto de leyes originadas en el tiempo de Manasés o de Josías. Además,
parece haber sido la copia oficial del templo, que por algún tiempo había sido
perdida de vista. No era necesariamente el único ejemplar existente de la ley.
Las porciones que establecían las responsabilidades específicas del rey y el
pueblo le fueron leídas a Josías.
TEORÍA DE J. MACARTHUR
Es posible que Manasés hubiera
destruido todas las copias de la ley de Dios que no habían quedado ocultas.
Esta podría haber sido la copia oficial puesta junto al arca del pacto en el
Lugar santísimo (Deu_31:25-26). Puede que fuera quitada de su lugar bajo los
reinados de Acaz, Manasés o Amón (cp. 2Cr_35:3), pero se encontró durante las
obras de reparación.
CONCLUSIÓN:
MATTHEW HENRY:
La temprana sucesión de Josías,
que fue un hecho diferente de la de Manasés, debe atribuirse a la gracia
distintiva de Dios; pero, probablemente, las personas que lo formaron fueron
instrumentos para producir la diferencia. Su carácter fue excelente. Si el
pueblo se hubiera unido de todo corazón a la reforma, como él perseveró en
ella, hubiera tenido benditos efectos. Pero eran malos y neciamente se
dedicaron a la idolatría. No tenemos el pleno conocimiento del estado de Judá
en los relatos históricos, a menos que nos refiramos a los escritos de los
profetas de la época.
Mientras reparaban el templo se
halló el libro de la ley y lo llevaron al rey. Parece que el libro de la ley
estaba perdido y faltaba; negligentemente guardado y olvidado, como algunos
tiran sus Biblias en un rincón, o escondido malignamente por algunos de los
idólatras. El cuidado de Dios con la Biblia demuestra claramente su interés por
ella. Fuera esta o no, la única copia existente, su contenido eran nuevo para
el rey y para el sumo sacerdote. Los resúmenes, los extractos, ni las
recopilaciones de la Biblia pueden transmitir y preservar el conocimiento de
Dios y de su voluntad como la Biblia misma.
No era sorprendente que el pueblo
estuviera tan corrupto cuando el libro de la ley era tan escaso; los que los
corrompieron usaron indudablemente malas artes para quitar ese libro de las
manos de ellos. La abundancia actual de Biblias agrava nuestro pecado nacional,
porque, ¿qué mayor desprecio de Dios podemos mostrar si nos negamos a leer su
Palabra cuando la ponen en nuestras manos o, si la leemos, nos negamos a
creerla y a obedecerla? El conocimiento del pecado es por la santa ley, y el
conocimiento de la salvación es por el bendito evangelio. Cuando se entiende el
primero en su estrictez y excelencia, el pecador empieza a preguntar, ¿qué debo
hacer para ser salvo? Y los ministros del evangelio le señalan a Jesucristo,
como el fin de la ley para justicia de todo el que cree.
A MODO PERSONAL:
En una de las veces en que Safan
y Helcías convinieron en el templo para retirar las limosnas del cepillo, el
sumo sacerdote comunicó al secretario real una noticia de gran trascendencia:
“He encontrado en el templo el libro de la Ley.” ¿En qué lugar lo encontró? ¿En
qué circunstancia? ¿Qué se entiende por “libro de la Ley”? ¿Cuál era su
contenido? ¿Encontróse todo el Pentateuco o el código de la alianza (Lev c.
17-26), todo el Deuteronomio o parte del mismo? El laconismo del relato bíblico
da pie a la formulación de todas estas preguntas, para concluir que parte de
las mismas no admiten respuesta satisfactoria y definitiva.
No fueron los obreros (Naville),
sino el sumo sacerdote el que, revolviendo quizá en un cuarto o departamento
donde habíanse arrinconado diversos objetos de culto, topó con el rollo de la
Ley
1.
En cuanto a la naturaleza del
rollo encontrado discrepan los autores. Unos pocos lo entienden de todo el
Pentateuco (Βεα). La doble lectura del rollo en un solo día sugiere que se
trataba de un trozo literario reducido. Unos (Fríes) lo limitan al c.34 del
Deuteronomio; otros (Van Hoonacker) al código de santidad (Lev c. 17-26). Los
más sostienen que Helcías encontró el Deuteronomio, todo (Ricciotti, Vaccari,
Landersdorfer) o la parte legislativa del mismo (De Vaux, Dhorme, Clamer). Esta
última parece ser la sentencia más probable, ya que en 23:2-21 y2Cr_34:30 se
habla del libro de la alianza (Exo_24:7). Este hallazgo sirvió de base para que
emprendiera el rey su reforma famosa, en la que predominan las prescripciones
contenidas en el Deuteronomio c. 12-26
2.
Las características de la reforma
de Josías corresponden al contenido del Deuteronomio: i) Monoteísmo absoluto,
con anulación de los cultos de la gentilidad, especialmente astrales (Deu_4:19;
Deu_17:3; 2Re_23:4-5). 2) Extirpación de la prostitución sagrada (Deu_23:18-19;
2Re_23:7). 3) Condenación de la magia (Deu_18:9-14; 2Re_23:24). 4) Unidad de
santuario (Deu_12:5; Deu_11:21; 2Re_23:8-27). 5) Como aconseja Deu_13:3-4;
Deu_13:19-91Deu_30:6-10-20, Josías renueva la alianza y la observancia de la
Ley “con todo su corazón y toda su alma” (Deu_23:3; Mediebelle). (Fuente:
Comentarios de Prof. De Salamanca)
CONCLUSIÓN PERSONAL (Edwing Piñango):
Tras una larga tiranía idolatra
(Manases y Amón), llegó Josias al reinado de Judá. Fíjense que era recto a los
ojos de Jehova, es decir, cumplía los mandamientos que Dios les había dado, y
no adoraba dioses falsos, Jehova hizo que hallaran el libro de la ley (pudiera
ser fragmentos o toda la Torá) exactamente bajo su reinado, y esto tiene una razón.
Primeramente, Jehova en su infinita misericordia
quiere que su pueblo se redima, y halle gracia ante sus ojos, ve a Josias un
rey fiel que camina rectamente y que es capaz de liderar a su pueblo hacia la
fé verdadera. Lastimosamente, el pueblo no se redimió, como seguimos leyendo
hasta el final del capitulo 22 y 23 de 2 reyes y por el contrario siguió decayendo
moralmente, pecando y haciendo mal a los ojos del Señor.
Pero me quiero detener en estudiar lo bondadoso que es nuestro Dios. Más
de medio siglo en que un pueblo rebelde, infiel y pecaminoso desoyó las
palabras de su Ley!; sin embargo, Dios les dio una última oportunidad, un Rey
piadoso y bueno, Josías, el hallazgo de su Ley, para que la tomaran en cuenta y
obraran en sus vidas conforme a ella, y la puesta en práctica de una vida recta
y sana adorando al Dios verdadero.
Igualmente estamos hoy en día en nuestra
sociedad: nuestro Rey ya fue enviado a darnos su palabra, a darnos salvación y
vida eterna, JESÚS. Somos una sociedad, que estamos mucho peor en términos de
moralidad y pecado que ese pueblo de Israel, sin embargo Dios a través de
Jesucristo, nos ha dado su palabra, no la desdeñes! No la rechaces! Dios no va
a mandar otro Rey ni otro profeta, no habrá más oportunidad, Cristo es el único
camino, la única verdad, y el único que otorgara vida eterna.
Busca tu Biblia que
tienes en tu casa, (ES NUESTRA LEY) y empieza a darte cuenta de todo lo que tú y tu estilo de vida
está haciendo mal ante los ojos de Dios, estamos en los últimos tiempos, y en
nuestro corazón sabemos que es así, NO HAY TIEMPO! ENTRÉGATE A JESÚS!
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