domingo, 28 de junio de 2020

EL DIOS DE HOY EROS Y LA PERVERSION DE LA SOCIEDAD

EL DIOS DE HOY EROS Y LA PERVERSION DE LA SOCIEDAD

Lo erótico versus lo espiritual (A.W TOZER)

El período en el cual vivimos ahora bien pudiera ser recordado en la historia como la Era Erótica. El amor sexual se ha elevado al rango de un culto. El dios Eros tiene más adoradores entre los hombres civilizados de hoy que cualquier otro dios. Para millones de individuos, lo erótico ha desplazado por completo lo espiritual.

No es difícil trazar la trayectoria de cómo el mundo ha llegado a este estado. Los factores contribuyentes son el disco y la radio, que pueden difundir una canción de amor de costa a costa dentro de pocos días; la película de cine y la televisión, que permiten a la población deleitar la vista en mujeres sensuales y jóvenes enamorados en abrazos apasionados (¡y esto en las salas y salones de hogares «Cristianos» y a la vista de los ojos de niños inocentes!); horas de trabajo más cortas y una multiplicidad de electrodomésticos y artículos mecánicos para el hogar con el resultado de más horas libres para todos. Debiésemos añadir a esto las astutas campañas publicitarias ideadas, inventadas e ingeniadas para hacer del sexo el cebo no muy bien disimulado ni escondido para atraer a los compradores a casi todos los productos imaginables; los columnistas y periodistas degenerados que han consagrado sus vidas a la tarea de la publicidad de suaves, sensuales niñas con caras de ángeles y las normas morales de gatas de callejón; novelistas sin conciencia que ganan una fama dudosa y se hacen ricos por la tarea de excavar las putrefacciones literarias de los alcantarillados de las almas que proveen entretenimiento a las masas. Estos factores mencionados anteriormente nos revelan cómo Eros ha conseguido su triunfo sobre el mundo civilizado.

Si este dios Eros nos dejara solos y tranquilos a nosotros los cristianos, yo, por mi parte, dejaría solo y tranquilo a este culto pagano. Toda esta fétida suciedad, sin peso ni sustancia, caerá por su propio peso y se convertirá en estopa y pabilo para el Infierno, una justa recompensa que le corresponde, y para nosotros nos incumbe compasión por aquellos que han sido cogidos en su trágico colapso. Las lágrimas y el silencio podrían ser más apropiadas que las palabras si la situación fuera diferente a la realidad. Pero el culto a Eros está afectando seriamente a la Iglesia. La religión de Cristo, pura y sin mácula, que fluye como un río cristalino desde el corazón de Dios, se está contaminando con las aguas turbias y enlodadas que gotean y se escurren desde atrás de los altares de abominación que aparecen sobre cada monte alto y bajo todo árbol frondoso.

La influencia del espíritu erótico se cierne y siente en casi todos los círculos evangélicos por todas partes. Muchas de las canciones en cierta tipo de reuniones tiene más de romance que del Espíritu Santo. Tanto las palabras como la música tienen por designio despertar lo libidinoso. A Cristo se le corteja con una familiaridad que revela su total ignorancia de quien Él es. No es la reverente intimidad del santo que adora sino la imprudente familiaridad del amante camal.

La ficción, o las novelas, o historietas religiosas también hacen uso del sexo para interesar al público lector. La excusa o disculpa, que no sobrepasa el grosor del papel, que suelen presentar es que si el romance y la religión se entretejen en una historia, la persona común y corriente que no leería un libro puramente religioso, leerá la historia y de esta manera tendrá contacto y exposición al Evangelio. Dejando de lado el hecho que la mayoría de los novelistas religiosos modernos no son más que aficionados amateur caseros, muchos de los cuales no serian capaces de escribir una línea de literatura siquiera medianamente regular, todo el concepto detrás de la novela religiosa romántica no tiene fondo ni peso. Los impulsos libidinosos y el dulce mover del Espíritu Santo son diametralmente opuestos entre sí. La noción o idea que Eros pudiera servir como un ayudante del Señor de la gloria es una afrenta injuriosa, un ultraje violento. La película «Cristiana» que busca atraer asistentes filmando escenas de amor sensual en su publicidad es completamente falsa a la religión de Cristo. Los únicos que serán atrapados en esta red son los ciegos espirituales.

La belleza física y las personalidades bulliciosas tan en boga en la promoción religiosa son una manifestación adicional de la influencia del espíritu romántico en la Iglesia. El movimiento rítmico, la sonrisa sintética y la voz muy por demás melosa delatan al mundano religioso. Él ha aprendido su técnica de la pantalla de televisión, pero no la ha captado ni dominado bastante bien para tener éxito en el campo ni mundo profesional, así que trae su producción inadecuada a los lugares santos para comercializarlos a los Cristianos decadentes y enanos en estatura espiritual que están buscando algo para entretenerles mientras que permanecen dentro de los límites y bordes de las costumbres de la religión contemporánea.

Si mi lenguaje les parece severo, debiésemos recordar que no se dirige a ningún individuo en particular. Hacia el mundo de hombres perdidos no me resta nada más que la más profunda compasión y un deseo que todos procedan al arrepentimiento. Pero los cristianos cuyo liderazgo vigoroso pero mal dirigido ha seducido a la iglesia moderna del altar de Jehová a los altares del error, les conservo un genuino amor y simpatía. Quisiera ser el último en injuriar y perjudicarles y el primero en perdonarles, recordando mis propios pecados pasados y mi necesidad de misericordia, como también mis propias debilidades y mi tendencia e inclinación natural hacia el pecado y el error.

El asna de Balaam fue usada por Dios para reprender a un profeta. De esto pareciera que Dios no requiera gran perfección en el instrumento que Él usa para advertir y exhortar a Su pueblo. Cuando las ovejas de Dios están en peligro, el pastor no debe contemplar los cielos v meditar sobre temas «inspiracionales». Tiene la obligación moral de coger su arma y correr en su defensa. Cuando las circunstancias lo requieran, el amor puede usar la espada, aunque por su naturaleza preferiría vendar el corazón roto y administrar sanidad y salud a los quebrantados. Ha llegado la hora en que el profeta y el vidente se hagan oír de nuevo. Durante las últimas décadas, la timidez disfrazada de humildad se ha escondido en su rincón mientras que la calidad espiritual del Cristianismo espiritual ha deteriorado paulatinamente empeorando de año en año.

¡Hasta cuándo, Señor, hasta cuándo!

Tomado del Libro: “Nacidos después de Medianoche” por A.W Tozer.


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