EL DIOS DE HOY EROS Y
LA PERVERSION DE LA SOCIEDAD
Lo erótico versus lo espiritual
(A.W TOZER)
El período en el cual vivimos
ahora bien pudiera ser recordado en la historia como la Era Erótica. El amor
sexual se ha elevado al rango de un culto. El dios Eros tiene más adoradores
entre los hombres civilizados de hoy que cualquier otro dios. Para millones de
individuos, lo erótico ha desplazado por completo lo espiritual.
No es difícil trazar la
trayectoria de cómo el mundo ha llegado a este estado. Los factores
contribuyentes son el disco y la radio, que pueden difundir una canción de amor
de costa a costa dentro de pocos días; la película de cine y la televisión, que
permiten a la población deleitar la vista en mujeres sensuales y jóvenes
enamorados en abrazos apasionados (¡y esto en las salas y salones de hogares
«Cristianos» y a la vista de los ojos de niños inocentes!); horas de trabajo
más cortas y una multiplicidad de electrodomésticos y artículos mecánicos para
el hogar con el resultado de más horas libres para todos. Debiésemos añadir a
esto las astutas campañas publicitarias ideadas, inventadas e ingeniadas para
hacer del sexo el cebo no muy bien disimulado ni escondido para atraer a los
compradores a casi todos los productos imaginables; los columnistas y
periodistas degenerados que han consagrado sus vidas a la tarea de la
publicidad de suaves, sensuales niñas con caras de ángeles y las normas morales
de gatas de callejón; novelistas sin conciencia que ganan una fama dudosa y se
hacen ricos por la tarea de excavar las putrefacciones literarias de los
alcantarillados de las almas que proveen entretenimiento a las masas. Estos
factores mencionados anteriormente nos revelan cómo Eros ha conseguido su
triunfo sobre el mundo civilizado.
Si este dios Eros nos dejara
solos y tranquilos a nosotros los cristianos, yo, por mi parte, dejaría solo y
tranquilo a este culto pagano. Toda esta fétida suciedad, sin peso ni
sustancia, caerá por su propio peso y se convertirá en estopa y pabilo para el
Infierno, una justa recompensa que le corresponde, y para nosotros nos incumbe
compasión por aquellos que han sido cogidos en su trágico colapso. Las lágrimas
y el silencio podrían ser más apropiadas que las palabras si la situación fuera
diferente a la realidad. Pero el culto a Eros está afectando seriamente a la
Iglesia. La religión de Cristo, pura y sin mácula, que fluye como un río
cristalino desde el corazón de Dios, se está contaminando con las aguas turbias
y enlodadas que gotean y se escurren desde atrás de los altares de abominación
que aparecen sobre cada monte alto y bajo todo árbol frondoso.
La influencia del espíritu
erótico se cierne y siente en casi todos los círculos evangélicos por todas
partes. Muchas de las canciones en cierta tipo de reuniones tiene más de
romance que del Espíritu Santo. Tanto las palabras como la música tienen por
designio despertar lo libidinoso. A Cristo se le corteja con una familiaridad
que revela su total ignorancia de quien Él es. No es la reverente intimidad del
santo que adora sino la imprudente familiaridad del amante camal.
La ficción, o las novelas, o
historietas religiosas también hacen uso del sexo para interesar al público
lector. La excusa o disculpa, que no sobrepasa el grosor del papel, que suelen
presentar es que si el romance y la religión se entretejen en una historia, la
persona común y corriente que no leería un libro puramente religioso, leerá la
historia y de esta manera tendrá contacto y exposición al Evangelio. Dejando de
lado el hecho que la mayoría de los novelistas religiosos modernos no son más
que aficionados amateur caseros, muchos de los cuales no serian capaces de
escribir una línea de literatura siquiera medianamente regular, todo el
concepto detrás de la novela religiosa romántica no tiene fondo ni peso. Los
impulsos libidinosos y el dulce mover del Espíritu Santo son diametralmente
opuestos entre sí. La noción o idea que Eros pudiera servir como un ayudante
del Señor de la gloria es una afrenta injuriosa, un ultraje violento. La
película «Cristiana» que busca atraer asistentes filmando escenas de amor
sensual en su publicidad es completamente falsa a la religión de Cristo. Los
únicos que serán atrapados en esta red son los ciegos espirituales.
La belleza física y las
personalidades bulliciosas tan en boga en la promoción religiosa son una
manifestación adicional de la influencia del espíritu romántico en la Iglesia.
El movimiento rítmico, la sonrisa sintética y la voz muy por demás melosa
delatan al mundano religioso. Él ha aprendido su técnica de la pantalla de
televisión, pero no la ha captado ni dominado bastante bien para tener éxito en
el campo ni mundo profesional, así que trae su producción inadecuada a los
lugares santos para comercializarlos a los Cristianos decadentes y enanos en
estatura espiritual que están buscando algo para entretenerles mientras que
permanecen dentro de los límites y bordes de las costumbres de la religión
contemporánea.
Si mi lenguaje les parece severo,
debiésemos recordar que no se dirige a ningún individuo en particular. Hacia el
mundo de hombres perdidos no me resta nada más que la más profunda compasión y
un deseo que todos procedan al arrepentimiento. Pero los cristianos cuyo
liderazgo vigoroso pero mal dirigido ha seducido a la iglesia moderna del altar
de Jehová a los altares del error, les conservo un genuino amor y simpatía.
Quisiera ser el último en injuriar y perjudicarles y el primero en perdonarles,
recordando mis propios pecados pasados y mi necesidad de misericordia, como
también mis propias debilidades y mi tendencia e inclinación natural hacia el
pecado y el error.
El asna de Balaam fue usada por
Dios para reprender a un profeta. De esto pareciera que Dios no requiera gran
perfección en el instrumento que Él usa para advertir y exhortar a Su pueblo.
Cuando las ovejas de Dios están en peligro, el pastor no debe contemplar los
cielos v meditar sobre temas «inspiracionales». Tiene la obligación moral de
coger su arma y correr en su defensa. Cuando las circunstancias lo requieran,
el amor puede usar la espada, aunque por su naturaleza preferiría vendar el
corazón roto y administrar sanidad y salud a los quebrantados. Ha llegado la
hora en que el profeta y el vidente se hagan oír de nuevo. Durante las últimas
décadas, la timidez disfrazada de humildad se ha escondido en su rincón
mientras que la calidad espiritual del Cristianismo espiritual ha deteriorado
paulatinamente empeorando de año en año.
¡Hasta cuándo, Señor, hasta
cuándo!
Tomado del Libro: “Nacidos
después de Medianoche” por A.W Tozer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario